domingo, 26 de abril de 2009

¿Por qué no prohibir los celulares en la escuela?



La edición de hoy del diario La Nación informa que la legislatura de la provincia de Santiago del Estero aprobó una ley que prohíbe el uso de celulares en horario de clase tanto para alumnos como para profesores, en escuelas públicas y privadas. En la nota se menciona el principal argumento en el que se basa el proyecto de ley: los teléfonos celulares suelen ser un elemento de distracción en el trabajo en el aula y obstaculizan el proceso de aprendizaje de los alumnos.
Sin embargo, contra lo que señala el proyecto, creemos valioso investigar en qué medida los celulares podrían convertirse en herramientas para el aprendizaje, motivadoras para los alumnos. Comenzamos a analizar algunas propuestas en una nota anterior; y la semana pasada se publicó una entrevista a Luis Alberto Quevedo, en la que el sociólogo afirma: "El celular es todo un desafío para el colegio".
Quevedo, codirector del estudio sobre consumos culturales realizado recientemente por la Secretaría de Medios de la Presidencia de la Nación, señala la importancia que cobra la telefonía celular para achicar la brecha digital, ya que las últimas cifras hablan de 22 millones de celulares en el país.
En este contexto, y en el que se viene -que, según Quevedo, tendrá más que ver con las pantallas y los teclados que con el lápiz y el papel-, resultan por lo menos cuestionables el tipo de iniciativas como la que se impulsa en Santiago del Estero.
¿Qué desafíos platean las nuevas tecnologías desde el punto de vista educativo? Responde Quevedo: "El uso cada vez más extendido de teléfonos celulares implica un rotundo cambio tecnológico y cultural. El nuevo entorno y las prácticas que promueve representan un desafío para el mundo escolar. No sólo porque los jovenes se socializan cada vez más en esta segunda naturaleza que son las tecnologías, sino porque muchos de sus efectos -formas de la escritura, cambios en la percepción del tiempo y nuevos formatos culturales- no condicen con la actual estructura de la escuela."
Algunos docentes comienzan a asumir este desafío, o identifican la magnitud de los cambios tecnológico-culturales de la que habla Quevedo, como señala Un aula llena de ringtones, de la docente Karina Weisman, o El Reinado del SMS: Mi acción, Tu acción, Nuestra reflexión, de Pablo Bongiovanni.

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